miércoles, 3 de octubre de 2012

Arantzazuko Andre Mariaren Kofradia: Mexico


Ana de Zaballa Beascoechea
Bilbo, Euskal Herria 2009

En este trabajo se analizará el papel de las devociones a la virgen de Aránzazu y a San Ignacio de Loyola, en su doble vertientes religiosa y como nucleadores del grupo vasco radicado en Nueva España.
La importancia de los vascos en México ha quedado patente en estudios sobre la actividad comercial en la capital de virreinato, los grupos de poder, y por supuesto la actividad de la hermandad, primero, y la cofradía de Aranzazu[1] después. En cuanto se realizan investigaciones acerca de la actividad económica o influencia y protagonismo de las élites en la ciudad de México en la época virreinal comienzan a aparecer apellidos como Fagoaga, Arteaga y Lascano, Yraeta, Elizaga, Castañiza, Ycaza, Basoco, Aguirre y Amirola, Gamboa, también algunos que vieron decaer sus negocios como el marqués de Careagay, Nicolás de Landa… Es conocido por los especialistas que los vasco-navarros a pesar de no ser numéricamente muchos tuvieron importancia en cuanto a sus posibilidades económicas y su prestigio social. Y no sólo en la capital, sino que al ampliar sus relaciones comerciales con otros puntos del virreinato, ese prestigio, esas “redes” o nexos se ampliaron a ciudades como Guadalajara o Puebla. En muchos casos esa expansión fue unida a la fundación de nuevas cofradías de Aránzazu[2]. Cofradías que fueron el precedente del asociacionismo étnico del siglo XIX del que oiremos hablar ampliamente estos días.
Como es lógico las constituciones de la Cofradía de Aranzazu, que agrupa a la mayoría de los vascos de la capital mexicana, son muy parecidas a las de otras cofradías en Indias: prácticas de devoción, limosnas, ayuda a los necesitados etc. Pero tuvieron sus peculiaridades pues, además de ciertos matices o detalles más o menos sustanciales en una regla u otra, la gran y llamativa diferencia entre estas asociaciones radica en los destinatarios preferentes de su acción, en un caso los originarios o descendientes[3] de los territorios de Vasconia en la Nueva España. Además, en la de Arantzazu[4] el rector es siempre un laico y se tiene en cuenta la sucesión entre los distintos territorios vascos, mientras la de Guadalupe, por ejemplo, creada en origen sólo por eclesiásticos, alterna anualmente a estos con los seglares en su gobierno máximo”[5].
La exclusividad de los vascos como miembros de la cofradía aparece también para elegir a los futuros capellanes de la misma y avanzado el XVIII serán los miembros de la cofradía quienes se reserven el derecho a nombrar en cada caso al predicador del Sermón en las fiestas. Se puede comprobar por los sermones publicados, que en muchos casos fueron vascos.
“La fiesta la hizo la Nobleza Cantábrica deste Reyno, la Misa la cantó un Vizcaíno, el Sermón le predicó otro, asistiendo a él V. Rma. El ser súbdito alienta, mi obligación insta,, mira V.Rma. si tiene títulos para admitirle. Noble es mi oferta, no se puede hazer sospechoso mi rendimiento, pues, son más de cuatro los costados que le califica”
Aquí, además de lo ya visto sobre que todos los componentes son vascos y la importancia que a ello se le da; habría que hacer notar la forma de englobar a todos los vascos, navarros y cántabros, bajo el título de “Nobleza cantábrica”[6]
Al referirnos a los vascos, debemos entender en el lenguaje utilizado en Indias en los siglos XVI al XVIII a los oriundos “de la Provincia [Guipúzcoa], del Señorío [Vizcaya], de la Hermandad [Álava], del Reino [Navarra]”, o incluso “de las Quatro Villas” [Castro, Santoña, Laredo…], como reza en el acta fundacional de la primera de las Cofradías de Arantzazu de las que hay constancia en América, en Lima”. O también:
“con la asistencia de aquel Soberano Señor Sacramentado en las aras y la noble ilustre y siempre Leal Nación Cantábrica, en Vizcaínos, guipuzcoanos, alaveses y Navarros en demostración de su ardiente celo y devoción a estos cultos a la Reyna de los Ángeles Andrea Maria de Aranzazu”[7]
Es importante no olvidar que, junto a la preferencia por los vascos, tanto entre los directivos como beneficiarios de la Cofradía, ya desde finales del XVII, la mayoría de ellos son criollos.
Los sermones fuente principal sobre la que apoyo esta investigación, son como una ventana que nos muestra la fuerza nucleadora que desempeñaron las devociones típicamente vascas en nuestro grupo étnico: la Virgen de Aranzazu, Begoña, San Ignacio y San Francisco Javier. Son devociones “utilizadas” como aglutinante en Indias, y no así en el País Vasco ¡esto es lo interesante!. No sugiero que estas devociones o manifestaciones de piedad fueran más fuertes o profundas en México que en la Península, sino que en su lugar de origen no había necesidad de contar con elementos de unidad e identidad entre los integrantes de las provincias vascas y Navarra. Efectivamente la Devoción a la Virgen de Aranzazu o a San Ignacio es compartida, pero no la perciben como una señal de identidad. Me explicaré.
Por una parte, en la Península, en los siglos XVI, XVII y hasta principios del XVIII no había un interés ni sentimiento de unión entre las tres Provincias. Es decir así como en Indias es común hablar de las Naciones Bascongadas y la cofradía les une, e incluso se les identifica como “vizcaínos” a todos… aquí en Álava, Guipúzcoa o Señorío de Vizcaya, en la documentación cuando se cita a una persona “que no es de la provincia; o del Señorío” es considera así tanto si es de Guipúzcoa como si es de Santander o Burgos. La unidad o unión se inicia entre 1710-1730 cuando les apremian interese comunes, como puede ser el tema de aduanas; o más adelante ante el problema de la exención de fueros (que aunque les afecta de manera diferente, les afecta a todos) que les llevará a la redacción de las “constituciones” (en torno a 1780) donde se unen para la defensa común.
En resumen, no existe conciencia cotidiana de unidad o identidad entre los originarios de las provincias vascas y Navarra
Por contraste, en México, tras el análisis de las actividades de la Cofradía de Aranzazu, sus fundaciones, la participación de muchos de sus miembros en la RSBAP, y especialmente después de estudiar sus manifestaciones religiosas y culturales considero que puede afirmarse que este grupo buscó su propia identidad dentro de la sociedad criolla poniendo énfasis en algunas manifestaciones de piedad, en las fiestas de ciertas advocaciones de la Virgen o santos que la explicaran o manifestaran. En concreto la colectividad vasco mexicana estudió y transmitió los orígenes y la especificidad de esta piedad y de sus elementos definidores que estaban unidos a la historia de su tierra de procedencia. Se podría afirmar, por tanto, que estas fiestas fueron el elemento que ofreció unidad a todos los originarios de las por ellos llamadas “Naciones Bascongadas” y Navarra.
1. Búsqueda de la propia identidad
Esta búsqueda de su especificidad, que les llevó a la profundización en sus tradiciones culturales y religiosas, se manifestó en varios hechos. Un aspecto ya estudiado[8] son las fiestas en honor a la Virgen de Aránzazu, que da nombre a la Cofradía que los reúne a todos. De estas fiestas derivan los sermones que con tal motivo se predicaban y los que han llegado hasta nosotros: aquellos que se elegían para imprimir y por tanto difundir. Podríamos incluso decir que su finalidad era recordar a los presentes y sus familias sus devociones propias, su cultura, su tierra de origen, su tradición[9].
a) El libro de las preeminencias vascongadas
Quizá debamos comenzar resaltando que el primer libro sobre la Virgen de Aranzazu se escribió precisamente en México. Esto, evidentemente no fue algo casual, sino fruto de la necesidad de los vasco criollos –no olvidemos que no eran recién llegados, sino nacidos en América- por conocer el origen de sus principales devociones, y de los tradicionales tópicos del apologismo vasco que muchos no conocían. A través del libro sobre Aránzazu estas ideas alimentaron la especificidad y el orgullo del grupo.
Aclara esta apreciación las palabras que encontramos en un sermón de la Cofradía predicado en 1683: “Esta historia (la aparición de la Virgen de Aránzazu) que por no ser muy repetida en la Nueva España la he referido, que con el tiempo la sabrán sus devotos como la de Guadalupe, y no tendrán necesidad el predicador de cantar a los oyentes”[10].
En efecto, el libro de Juan de Luzuriaga[11], Paraninfo celeste[12], sirvió como inspiración a sermones publicados en México por la Cofradía de Aranzazu. En dicho libro, además de las consideraciones piadosas del libro destaca la defensa de privilegios y preeminencias de los vascos que serian las siguientes:
1. La Nobleza originaria, pureza de sangre y valor de los bascongados (desarrollado en el capítulo segundo); su invencibilidad.
2. El monoteísmo primitivo aprendido de Tubal con la consiguiente fidelidad y constancia en la fe del pueblo vasco, que desarrolla en el capítulo tercero. Esta prerrogativa llevaba consigo la de ser “cristiano viejo” en una sociedad en la que esta característica era especialmente apreciada.
3. Y por último, es en el capítulo cuarto donde encontramos las ideas más interesantes y las más repetidas en la predicación. En efecto resalta cómo los odios y conflictos entre los vascos, cambiaron radicalmente a partir de la aparición de la Virgen. Desde ese momento el concepto de paisanaje se identifica con la obligación de apoyo y socorro mutuo. Es decir, Luzuriaga otorgó un origen religioso a la solidaridad de los vascos.
Hay que hacer notar que no se escriben más libros sobre la Virgen de Aranzazu hasta 1880, se utilizó en estos dos siglos el de Luzuriaga[13] siempre que se haga referencia a la historia de esta devoción. La historiografía del siglo XIX se olvida de los “mitos”, de los “apologistas” y se centran en el papel de la Virgen de Aranzazu para terminar con la lucha de Bandos. Es evidente, por tanto, que éste será el único tema que perdura en la vinculación “patriótica” entre la Virgen y los vascos de todas las señaladas por Luzuriaga.
Sin embargo, en los sermones editados por la cofradía, también los del XVIII, dedicados a la Virgen de Aránzazu continúan incluyendo los elementos “apologéticos” de monoteísmo, invencibilidad, etc, a los que añaden con ejemplos contemporáneos las virtudes y ayuda mutua de los vasco mexicanos.
b) San Ignacio de Loyola
A las fiestas de gran tradición se fueron añadiendo las de santos vascos canonizados en el XVII, en concreto San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. En efecto, el segundo elemento a resaltar la importancia que dieron a la fiesta de San Ignacio[14].
Se conoce sobradamente el prestigio del fundador de la Compañía de Jesús en la Península y en toda Europa, prestigio que crece con su canonización. A pesar de esto fue en México donde se iniciaron alguna de sus fiestas, en concreto la conversión de San Ignacio de Loyola
Era algo que los vasco mexicanos tenían a gala y se repite en los Sermones, así, en el predicado en 1723, se dice en diferentes momentos que la fiesta de la Conversión de San Ignacio se celebró por primera vez en México: ¡ en México antes que en España o Roma! no existía esa celebración hasta la iniciativa de los vasco-mexicanos…¡¡¡¡¡¡¡¡¡[15]. Nos explican que , además se construyó un altar en la misma capilla, y que se le dedicó con una fiesta que se celebró por primera vez en 1721. A partir de esa fecha cada año la cofradía celebraba la fiesta de la Conversión de San Ignacio de Loyola con mucha pompa, encargando sermón y dándole toda la suntuosidad posible[16]. Pretendían además que esa costumbre se difundiera por otras partes de América donde hubiera vascos, y que “se debe celebrar desde hoy en adelante (…) en Vizcaya, como la conversión de San Agustín en Italia”, y sugerían que se celebrara, también, en los colegios de los jesuitas en España[17].
Se percibe cierto afán de publicidad y notoriedad frente a sus paisanos en la Península; quieren que sus actividades en México sean conocidas aquí: “no me puedo excusar -dice el predicador- dar a Vm, aunque sucinta la noticia, de lo que en esta América, ha hecho en culto de nuestros Santos, su muy amada nación en que propondré nuevos motivos de agrado a su extremada benevolencia …”[18] y describe la Capilla de Aranzazu, con todas las capillas y a quienes se dedicaron; a costa de los vascos: a san francisco Xavier… a San Ignacio con su magnífico retablo… la piedad de los paisanos, la Cofradía…
Juan Ignacio Castoreña y Ursua autor de un sermón sobre San Ignacio, comenta con agradecimiento a los vascos de México: “Corresponde el zelo Español Indiano a los beneficios, que debe a este gloriosísimo Patriarca …” con la construcción de templos o capillas dedicadas a San Ignacio; y como buen navarro de pro en la segunda parte de la aprobación se dedica a una discusión barroca sobre “qual es mayor felicidad de el reino de Navarra la conversión de San Ignacio de Loyola o el nacimiento de San Francisco Xavier.
Aunque el inicio es completamente erudito, se le escapan expresiones o afirmaciones que son señal de ideas, mentalidad y simbolismo: Navarra fue la que dio a luz a San Ignacio en el fuego del Espíritu Santo, pues allí se convirtió, “el que había sido el esplendor todo de Guipúzcoa, donde fue parto noble por su naturaleza”. Compara a San Ignacio con San Francisco Javier y afirma que los dos son navarros y guipuzcoanos, los dos jesuitas…
Como se ve, aunque la devoción a San Ignacio ha sido poco estudiada en relación con los vascos de la cofradía de México, fue cobrando la misma importancia que la de Aránzazu. Encontramos muchos sermones sobre el Santo de Azpeitia; de ellos bastantes corresponden a celebraciones de la Cofradía no en vano el importante colegio que fundaron llamado comúnmente de “las vizcaínas” tiene como nombre original “Colegio de San Ignacio” y así está inscrito en piedra en la puerta.
Por lo estudiado hasta ahora[19], la devoción a San Ignacio o Aránzazu no tiene conexión con una especial orden religiosa, sino la que en ese momento les atiende, bien sean franciscanos o jesuitas. Entre éstos últimos es notoria la diferencia entre los que predican sobre San Ignacio, como de su Santo Fundador, de aquellos que son además de jesuitas vascos y que incluyen en su predicación referencias a la patria chica; quienes, en definitiva, comparten los empeños de los cofrades: mostrar su identidad; señalar sus devociones diferenciadoras… porque, al mismo tiempo practicaban las devociones mexicanas y comunes al resto de los criollos. Bien es verdad que el desarrollo de este tipo de sermón se produce ante los vascos y desaparece cuando la celebración tiene lugar en el colegio de los jesuitas y ante un público variado. Se puede asegurar y es buena prueba que en los sermones predicados por los jesuitas fuera de la Cofradía de Aránzazu, la referencia a su origen vasco no aparece o es casual[20].
Son las devociones lo que une a los vascos porque tanto la Virgen como San Ignacio son vascos y no hay distinción por órdenes religiosas: de hecho, los sermones sobre Loyola predicados por OFM tienen más contenido “vasco” que los predicados por Jesuitas que lo veneran más como “Fundador” que como vasco. Los jesuitas vascos en México predican muchos de los sermones sobre Aránzazu (como es lógico, esta advocación no es privativa de los Franciscanos, aunque muy adscrita a ella por su Presencia de ya 500 años en su basílica). Sin embargo, en el Archivo de Loyola, en una primera cata no hemos encontrado ningún sermón sobre Aránzazu[21], a pesar de que hemos encontrado algún sermonario de prelados americanos. Sí se encuentran libros de novenas a la Virgen de Aránzazu (1850)[22], pero la historia que se narra de la Virgen no se diferencia de los libros sobre Aránzazu de esa misma época y el contenido de la novena sigue el método y simbología de cualquier novena la Virgen; es decir sin ninguna referencia a los vascos. Esto claramente es debido a que en México tenían que defender su identidad e idiosincrasia frente a otros grupos; en la Península eso no es necesario, y por tanto los sermones sobre Aranzazu son sermones sobre la Virgen, sin incluir apologías patrióticas.
2. Medios para difundir y dar a conocer sus actividades e identidad
Olveda[23] aporta el dato de que en Guadalajara los vascos de Cofradía Aránzazu fueron los únicos que utilizaron la imprenta para difundir sus devociones, valor, identidad, etc. Otros grupos no dispusieron ni promovieron ningún material que sirviera para unir a los nacidos en una misma provincia y para difundir sus costumbres o sus creencias religiosas particulares”. Podemos trasladar esta afirmación a la capital del virreinato donde además del libro sobre Aránzazu que hemos comentado, publicaron muchos sermones, y lo que puede contener más intencionalidad: muchos se dedicaron a personajes vascos con cargos en la metrópoli; y por supuesto allí se enviaban esas publicaciones.
“La publicación de la novena (a la Virgen de Aránzazu en Guadalajara) es un dato muy revelador porque vuelve a reconfirmar varias de las tesis expuestas con anterioridad como el exclusivismo, el poder, y el particularismo de la cultura vascuence. Adviértase cómo los vascos, en cuanto se instaló la primera imprenta en Guadalajara, la usaron para fortalecer su identidad y difundir sus propios cultos religiosos. Ni los santanderinos, ni otra “nación española”, aprovecharon las prensas para propagar sus costumbres”[24].
También en Guadalajara destaca un sermón de 1796 que “ Este sermón llama especialmente la atención no sólo porque alude a la devoción que los vascos tenían hacia la Virgen, sino, además, porque en diferentes partes del texto se exalta la grandeza de los pueblos de la Cantabria y se destaca el orgullo que tenían de ser vascuences. (…) Se trata de un discurso con un sabor dominante que da la sensación de querer legitimar la posición hegemónica de este grupo”. Además nos da noticia de la existencia de Cofradías de Aránzazu en San Luis Potosí y Sombrerete[25]. La peculiaridad de la devoción a la Virgen de Aránzazu en Guadalajara queda demostrada al comprobar que quienes han estudiado la religiosidad de la sociedad colonial en Guadalajara, al hablar de su devoción mariana no citan a la Virgen de Aránzazu. La conclusión de Olveda, es que “precisamente porque su culto era exclusivo del sector más poderoso de la élite, razón por la cual no puede ser identificado como popular”[26].
En México capital se publicaron infinidad de sermones, que corresponden a diversas instituciones como la Universidad, el obispad o el propio Virrey cuando se trata de conmemorar festividades u honras fúnebres de reyes y personajes importantes de la ciudad… Pero, en definitiva no se encuentran como promotoras de esos sermones cofradías de otros grupos étnicos.
Otro medio de propagar su identidad, más bien sus actividades y la importancia del grupo (aunque no de forma sistemática) fue la “Gazeta de México” que tuvo tres momentos. La primera Gaceta era editada por Juan Ignacio Castoreña y Ursua (1722) la segunda por (1728) por Juan Francisco Sahagún de Arévalo y por último la edición que más tiempo estuvo en la calle fue la de Manuel Antonio Valdés, impresor de oficio, que inicia su publicación en 1784. Las tres ediciones tienen el interés de recoger, no las grandes noticias internacionales, o de la ciudad de México, sino los sucesos –apolíticos- que podían interesar a sus ciudadanos y los que querían dar a conocer al exterior “…serán admiración a los que las oyen distantes, y crédito de México en todo el Universo”[27].
Ya en la edición de 1784 nos informan de que desde Veracruz sale para Cádiz en “el Bergantín Correo marítimo la Begoña de cuyo arribo se dio cuenta en la anterior, condujo a su bordo la carga siguiente: “ y entre esa carga está “2 caxones exemplares de la Real Sociedad Bascongada”[28].
Cristina Torales[29], nos informa de las noticias que sobre vascos aparecen los años siguientes: desde la construcción de un frontón en Zacatecas “que quando no compita se semeja a la del Valle de Oyarzun en la provincia de Guipúzcoa” y el llamamiento a un partido, hasta la utilización de este periódico para difundir y vender ejemplares de libros tan señalados como Ensayo sobre la Nobleza de los Bascongados, para que sirva de introducción a la Historia General de aquellos pueblos, o La apología de la lengua Bascongada de Astarloa.
3. Vasco mexicanos: su fuerte unión a la patria mexicana
De todas formas no hay que perder de vista que estos mismos vascos, cuando los vemos actuar desde la RSBAP o desde el Consulado … tienen más interés que cualquiera en mejorar su nueva patria –México- en aportar las nuevas tecnologías, en demostrar a los peninsulares que en América también existía un importante desarrollo.
Paradigma de esta actitud fue Juan José de Eguiara y Eguren de familia de Guipúzcoa (originarios de Anzuola). Presidió como rector la Junta del año 1732 de la Cofradía de Aránzazu en la que se tomó el acuerdo de crear el Colegio de las Vizcaínas; Eguiara redacto personalmente las constituciones del colegio. Es decir, siendo un vasco comprometido con la ayuda a sus paisanos, con el desarrollo de las devociones de la patria. Al mismo tiempo[30] pertenece a una generación de humanistas caracterizada por un denominador común: amor a México, y destacado “nacionalismo mexicano”. Un nacionalismo que podríamos calificar como intelectual y que surge, en gran medida, como reacción a esos ataques y calumnias provenientes de Europa acerca de la inferioridad intelectual de los habitantes del Nuevo Mundo[31]. Por tanto, para reivindicar sus derechos en esos temas[32], y denunciar la injusticia, sus argumentos se centraron en resaltar el genio, los logros académicos, las publicaciones y el sistema educativo de los mexicanos[33].
Dentro de ese sentimiento nacionalista de tipo intelectual, Eguiara[34] tenía su propia concepción. El nacionalismo de Juan José de Eguiara, no conllevaba un ideal de independencia política, ni una crítica hacia la administración española…., no era un nacionalismo combativo, sino que era compatible con el cariño a España e incluso con el sentirse de alguna manera español[35], aunque diferenciaba claramente la sociedad española de la mexicana[36], a los españoles peninsulares de los españoles mexicanos.
El nacionalismo de Eguiara estaba apoyado en dos fundamentos: la cultura y la religión[37]. En efecto, para el lo que configuraba una nación y una sociedad, y, por tanto, lo que la diferenciaba de las demás, era su cultura y su espiritualidad: “…una sociedad no se debía apreciar solo por su cultura, por sus aciertos del pensamiento, sino también por la calidad moral y espiritual de sus componentes”[38]. Por esto Eguiara sintetizó el origen de la nación mexicana a través del análisis de su cultura, pero con un sustento espiritual o religioso.
Esto puede explicar las bases sobre las que los vasco mexicanos apoyaron su unidad y búsqueda de identidad, ya que aquí se está hablando de unos paisanos, de una patria chica … apoyados en su devoción, en su religiosidad. Así por ejemplo, usando el libro de Luzuriaga; se hace referencia, por tanto, a una tradición multisecular de unidad, que queda fortalecida después de la aparición de la Virgen. Es importante el salto al nivel religioso porque supone la existencia de la conciencia de esa particular ayuda entre ellos a la que dotan de una importancia mayor por su origen religioso (Recogido desde el texto de Luzuriaga y utilizado en diferentes sermones[39]).
En lo que se refiere a la cultura también encontramos libros que defienden la lengua y cultura vasca y sermones que así lo apoyan. A principios del siglo XVII las imprentas de Nueva España dieron a luz el libro de Baltasar de Echave que puede considerarse defensor de la lengua vasca y de las peculiaridades propias de sus gentes. Casi dos siglos después otro vasco-mexicano publicó una obra sobre las traducciones de los apellidos vascos, que aprovechó para defender la antigüedad e importancia del “idioma Bascongado”. Estas dos obras son fundamentales para desde un punto de vista intelectual para indagar sobre los fundamentos ideológicos del imaginario vasco[40] ha sido considerado uno de los apologistas vascos más importantes de su época. Su libro Discursos de la antigüedad de la lengua Cántabra Bascongada[41] se publicó por primera vez en México en 1607 y después fue reeditado muchas veces tanto en México como en la Península. José de Irigoyen debió terminar su obra en la última década del siglo XVIII. Se trata de la Colección Alfabética de Apellidos bascongados con su significación en castellano[42]. Una obra que en línea de continuidad con la de B. de Echave de comienzos del XVII, defiende el mismo tipo de ideas pero inscritas ahora dentro del ambiente intelectual de la ilustración como amor al pais, como amor a la patria.
Y en un sermón de1723 se nos dice:
“Sabemos que mientras en el mundo no huvo más que un lenguaje, no huvo más que un pueblo, y una nación en todo el mundo; luego que se dividieron en setenta y dos las lenguas, ya se segregaron las Naciones y se separaron los pueblos”[43]
Podemos considerar con cierta seguridad que el sentimiento de Eguiara[44] no era exclusivo suyo, el hecho de que en la capilla de Aránzazu se hubiera colocado la capilla de Guadalupe y otras devociones mexicanas y, por supuesto, el hecho de la cantidad de imágenes y capillas que se encargan construir a estas advocaciones americanas en las regiones de origen.
Es lo que Olaechea Labayen llama “el fomento del País mexicano”: “La sensibilidad e inquietud cultural y científica de la rama mexicana de la R.S.B.A.P. demuestra, por otra parte, el interés que embargaba a sus miembros en el fomento de las artes y de las ciencias con aplicaciones al País que les acogía en su seno. La Sociedad matriz nació con vocación de servicio al País, pero para los socios novohispanos el País no era únicamente el originario, sino el que pisaban y cuyo aire respiraban e incluso el que les permitía trabajar y prosperar”[45]

[1] La de este nombre fue la cofradía que, por sus constituciones, se reservó casi en exclusiva a los naturales e hijos de las provincias de Guipúzcoa y Álava, del señorío de Vizcaya y del reino de Navarra. Aunque la primera en América se fundó en Potosí, como hermandad se constituye en Lima en 1635 con la firma de 104 miembros, en su mayoría vizcaínos y guipuzcoanos (82), 9 navarros y 7 alaveses, además de los 6 originarios de la actual Cantabria (“cuatro villas de la costa de la Montaña”). Después aparece la de Arequipa, en 1660, y la de México en 1681, cuyas constituciones se aprueban en 1696, cuando se erige en cofradía, y en 1729. En Nueva España surgirán más adelante las cofradías de Aranzazu de Guadalajara (Aranzazú en América), Puebla, Zacatecas, San Luis Potosí y Sombrerete. Asimismo, en las Filipinas fue erigida la cofradía en ese siglo XVIII en el colegio de niños huérfanos de San Juan de Letrán, sito en Manila.
[2] E. Luque, La Cofradía de Aránzazu de México asentada en San Francisco el grane, pro manuscripto, p. 8, Ponencia presentada y en vías de publicación, en el I Congreso Internacional Arantzazu y los franciscanos vascos en América, Oñati, 11-14 de diciembre de 2001). Allí dice “A partir de 1730 la cofradía de Aranzazu amplió su red de relaciones desde la ciudad a distintos puntos de la Nueva España: los censos o préstamos de la Cofradía permiten seguir sus conexiones con comerciantes de Veracruz, Puebla, Valladolid (Michoacán); con los de Bajío (Guanajuato, Querétaro y San Miguel el grande); con el norte minero y ganadero: Zacatecas, Real del Monte, Durango, Chihuahua; con el Sur del comercio de la grana: Antequera (Oaxaca)”.
[3] El subrayado es mío.
[4] Con todo, lo más característico, si bien no exclusivo de los vascos, va a ser vivir estas devociones y canalizar afectos, intereses y recursos por medio de asociaciones de fieles con fines pío-benéficos y de asistencia o ayuda mutua, cohesión y solidaridad entre sus miembros, sin olvidar el importante papel socio-político que desarrollan en los lugares donde surgen. Nos estamos refiriendo a las cofradías que, bajo diversas advocaciones, se constituyen en gran número a lo largo de todo el continente americano durante estos siglos, y en particular a las establecidas bajo la protección de la Virgen de Aranzazu.
[5] José Miguel Aramburu Zudaire, José Miguel, Francicanos, franciscanismo y devociones marianas en la emigración navarra a Indias durante la edad Moderna, pro manuscripto, p., 11, Ponencia presentada y en vías de publicación, en el I Congreso Internacional Arantzazu y los franciscanos vascos en América, Oñati, 11-14 de diciembre de 2001)
[6] Oración panegírica en la magnífica, y solemne fiesta. Que en demostración de su affecto, devoción y lealtad, celebró la siempre ilustre y Noble Hermandad de Aranzazu, en Vizcaynos, Guipuzquanos, Alabeses y Navarros. A la Reyna de los Angeles. Andrea María de Aranzazu. El día octavo de su Assumpción Gloriosa a los Cielos: En el Convento de N.P.S. Francisco de México. Manifiesto Christo N. Bien Sacramentado, México, Viuda de Bernardo Calderón, 1683, 16 p. BNM, LAF, 1683, “pareceres”, p. 3v.
[7] Oración panegírica en la magnífica, y solemne fiesta. Que en demostración de su affecto, devoción y lealtad, celebró la siempre ilustre y Noble Hermandad de Aranzazu, en Vizcaynos, Guipuzquanos, Alabeses y Navarros. A la Reyna de los Angeles. Andrea María de Aranzazu. El día octavo de su Assumpción Gloriosa a los Cielos: En el Convento de N.P.S. Francisco de México. Manifiesto Christo N. Bien Sacramentado, México, Viuda de Bernardo Calderón, 1683, 16 p. BNM, LAF, 1683, primera página del texto del Sermón.
[8] Ana De Zaballa Beascoechea, Mentalidad e identidad de los vascos en México. Siglo XVIII. Una aproximación a su estudio, en A. Garrizt (dir.), Los Vascos en las regiones de México. Siglos XVI-XX, Vol. II, Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Históricas, México 1996.
[9] Los Sermones más ricos en este tipo de contenido son los tres siguientes: Oración panegírica en la magnífica, y solemne fiesta. Que en demostración de su affecto, devoción y lealtad, celebró la siempre ilustre y Noble Hermandad de Aranzazu, en Vizcaynos, Guipuzquanos, Alabeses y Navarros. A la Reyna de los Angeles. Andrea María de Aranzazu. El día octavo de su Assumpción Gloriosa a los Cielos: En el Convento de N.P.S. Francisco de México. Manifiesto Christo N. Bien Sacramentado, México, Viuda de Bernardo Calderón, 1683, 16 p. BNM, LAF, 1683; Sermón de la milagrosa aparición de la imagen santa de Aránzazu, que en la dominica infraoctava de la Assumpción de Nuestra Señora…, México, por la viuda de Francisco Rodríguez Lupercio, 1685. BNM, LAF 1177; Sermón de la portentosa, y sin igual imagen de Nuestra Señora de Aranzazu, que predicó el R. P. Fr. Jvan Calderon Lector jubilado, ex-custodio de la Provincia del Santo Evangelio, Padre de la de Zacatecas y guardián actual del Convento de N. P. San Francisco de México, Casa Profesa de México, 23 de septiembre de 1695, México, por J. J. Guillena Carrascoso, 1695, BNM, LAF, 1120; Sermones de las Santísimas imágenes de Maria Señora Nuestra de Aranzazu y Begoña, 1703.. BNM, LAF, 1344.
[10] Sermón 1683, p. 16
[11] Juan de Luzuriaga Obispo en Nueva España, nació en Ozeta (Guipúzcoa) franciscano y en 1680 fue enviado a América para visitar y reformar los conventos franciscanos de México. Aperibay B., Efemérides del Santuario. El creador del Paraninfo Celeste, “Aránzazu”, XXI (1941)3. J. Ruiz de Larrinaga, Bibliografía retrospectiva. La primera historia de Aránzazu, en “Euskalerriaren Alde” XIII(1923)401-409. J. Vinson, Essai d'une bibliographie de la lengua basque, Maissonneuve, Paris 1891-1898. He utilizado la edición del Seminario de Filología vasca “Julio de Urquijo” de la Excelentísima Diputación Foral de Guipuzcoa, San Sebastián 1984
[12] Juan de Luzuriaga, Paraninfo celeste, historia de la mystica zarza, milagrosa imagen y Prodigioso Santuario de Aránzazu, de religiosos observantes de nuestro seráfico Padre San Francisco en la Provincia de Guipúzcoa de la región de Cantabria, en Madrid, por Juan García Infanzón, Año de 1690. La primera edición fue en México, Herederos de la Viuda de Bernardo Calderón 1686 y en 1690 Una nueva edición en San Sebastián en la Imprenta de Pedro de Huarte. Hay que llamar la atención de los tres lugares de edición: México, Madrid y San Sebastián.
[13] Se utilizó como libro de devoción entre los vascos de otras regiones (?) americanas un ejemplo aislado, pero que da idea de la generalización del libro, aparece en el testamento de un oñaitarra, Lázaro Umerez y Basauri, en el que se consigna “«un viejo libro de a folio entero, maltratado, de Nuestra Señora de Aránzazu». El libro según nuestras conjeturas, no era otro que el Paraninfo Celeste del P. Juan de Luzuriaga”, Cfr. J.I. Lasa, Tejiendo historia. Contribución a la pequeña Villa de Guipúzcoa, Col. Estudios, nº 7, San Sebastián, SGEP de la RSBAP, 1977, I, pp. 121-122. También publicado en “Aranzazu” XLVIII(1969)238-240.
[14] En la Biblioteca Nacional de México(BNM), colección Lafragua (LAF) se conservan muchos sermones publicados sobre San Ignacio; en concreto el volumen LAF 1143 contiene casi exclusivamente sermones sobre el Santo. Además podemos añadir algunos ejemplos como los siguientes: LAF1167 Sermón sobre San Ignacio, predicado por Francisco Esquejo en 1674, LAF 1143 Sermón San Ignacio, predicado por Martín de Rentería en 1682; LAF 1351, Sermón San Ignacio, predicado por Juan de Robles en 1685; LAF 1122, Sermón San Ignacio, predicado por Juan Antonio Pérez en 1723; LAF 1143, Sermón San Ignacio, predicado por Juan Antonio de Oviedo en 1725; LAF 1196, Sermón San Ignacio, predicado por J. Manuel Rodríguez en 1753, etc.
[15] Cfr. Sermón del Esclarecido y Glorioso Patriarca San Ignacio de Loyola… por Joan Antonio Pérez.., México 1723; BNM LAF 1143.
[17] Cfr. Sermón del Esclarecido y Glorioso Patriarca San Ignacio de Loyola… por Joan Antonio Pérez.., México 1723; BNM LAF 1143.
[18] Sermón del Esclarecido y Glorioso Patriarca San Ignacio de Loyola…cit.: devociones como “símbolos de origen”, p. 8.
[19] Sostiene la opinión contraria Alberto Alday apoyado a su vez en Torales : Alday Garay, Alberto, Pasado y presente de dos símbolos religiosos de la identidad vasca en América: Nuestra Señora de Aránzazu y San Ignacio de Loyola en México, por manuscripto, p. 5, Ponencia presentada y en vías de publicación, en el I Congreso Internacional Arantzazu y los franciscanos vascos en América, Oñati, 11-14 de diciembre de 2001); Torales Pacheco, Josefina María Cristina , Ilustrados en la Nueva España. Los socios de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, Universidad Iberoamericana, Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas, I.A.P., México 2001, pp. 34-41.
[20] Esto se puede comprobar tanto en los sermones publicados en México por los jesuitas fuera del ámbito de los vascos, así como en los sermones sobre San Ignacio encontgrados en el Archivo Histórico de Loyola..
[21] Sí en cambio algún sermón sobre Santa Rosa de Lima: Archivo Histórico de Loyola (desde ahora AHL). Biblioteca-Sermones. 28 1 22: Sermones panegíricos de Santos, predicados por el P.M. Nicolás de Segura s.j. que fue impreso en Madrid en 1729.
[22] AHL 3/078 1-44 Es un libro de novenas y la séptima está dedicada a la Virgen de Aránzazu: “Novena a la prodigiosa imagen de María Santísima bajo la advocación de nuestra Señora de Aránzazu, Patrona de la Provincia de Cantabria, dispuesta por el presbítero D. Manuel Arcaya,exclaustrado observante del Seráfico Patriarca San Francisco, con un extracto histórico de su milagrosa aparición, vicisitudes y actual culto. La da a la luz el presbítero D. Elías Arregui, individuo de la comunidad de Aránzazu al tiempo de su expulsión en 1834, y en la actualidad Capellán mayor de la divina señora en su Santuario”, Vitoria, año 1850, Imprenta, litografía y libro de Egaña, 58 pp. En 4º.
[23] Olveda, Jaime, La Cofradía de la Virgen de Aránzazu de Guadalajara, El Colegio de Jalisco, Zapopan, Jalisco 1999.
[24] Olveda, Jaime, La Cofradía de la Virgen de Aránzazu…pp.22-23.
[25] Olveda, Jaime, La Cofradía de la Virgen de Aránzazu…pp. 24 y 25.
[26] Ibid. P. 26.
[27] Gazeta de México, año 1984, en 2 vols. Publicado por Rolston – Bain, México 1983 (la Editorial es de Windsor, Notario (Canadá) el vol 2 está editado en Windsor –México. Vol I, p. iii.
[28] Cada Gazeta da cuenta de las llegadas y salidas desde el puerto de VERACRUZ con todo su cargamento Cfr. Gazeta, miércoles 19 de mayo de 1784, p.83. En la Gazeta del 3 de noviembre de 1784 en el capítulo de México y dentro de él en “encargos” se dice: “habiendo faltado sucesor al Mayorazgo de Ondarza y Galarza que consta de nueve casas con sus tierras de siembra, y demás anexos, y un molino, sitas en la Villas de vergara y Anzuola, en la provincia de Guipúzcoa; y teniendo noticia de haber pasado a este reino ahora muchos años un hermano del que entonces poseía dicho Mayorazgo, y que este, sin embargo de haber fallecido había dejado tres hijos, se solicita saber si aún subsiste alguno de éstos o sus sucesores, para que calificando su origen, y demás circunstancias necesarias, entre en posesión y goce de esta renta”.
[29] Torales Pacheco, Josefina María Cristina , Ilustrados en la Nueva España. Los socios de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, Universidad Iberoamericana, Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas, I.A.P., México 2001, pp. 48-50. las referencias que he anotado se encuentran en concreto: el martes 25 de enero de 1785, el martes 24 de diciembre de 1787 y el miércoles 19 de septiembre de 1804.
[30] Cfr. Zaballa Beascoechea, Ana de, Un uso nacionalista de la historiografía eclesiástica mexicana: el caso de Eguiara Eguren en J.I. Saranyana-E. De la Lama-M. Lluch-baixauli, Qué es la Historia de la Iglesia, Eunsa, Pamplona 1996, pp. 789-796.
[31] Cfr. Dorothy Tank de Estrada, Tensión en la Torre de Marfil. La educación en la segunda mitad del siglo XVIII mexicano, en Ensayos sobre historia de la Educación en México, El colegio de México, México 1985, pp. 27-99, p. 89: “El exponente más extremo de esa opinión fue el abate Cornelio de Paw, opinión que se generalizó en Europa, incluso entre los hombres cultos, como advertía a sus compatriotas el jesuíta exiliado Manuel Fabri “… en síntesis afirmaba a los lectores que: ‘Todos los propios de aquél país son más pequeños, más deformes, más débiles, más cobardes y más estúpidos que los del antiguo mundo y los que se trasladaron a él de otra parte, inmediatamente degeneraron…”.
[32] D.A. Brading, Siete sermones guadalupanos (1709-1765), Centro de Estudios de Historia de México Condumex, Chimalistac, Ciudad de México 1944: en esta monografía el Prof. Brading hace referencia al contenido patriótico de algunos sermones guadalupanos desde 1648 y, sobre todo, en el siglo XVIII. Ese nacionalismo intelectual se intensificó a final de siglo por motivos más políticos que culturales, como la pelea académica entre españoles y criollos, la política discriminatoria de empleos, y el contacto entre criollos y jesuitas exiliados. Los criollos, sin embargo, sintieron esa política, como ataques a su capacidad, y más concretamente a su capacidad intelectual.
[33] Dorothy Tank de Estrada, Tensión en la Torre de Marfil. La educación en la segunda mitad del siglo XVIII mexicano, p. 90-91.
[34] Francisco Javier Clavijero, uno de los humanistas más notables de la segunda mitad del XVIII, elogia a Eguiara justamente por el amor a su “patria”: “El Dr. Eguiara digno de perpetua memoria por su índole amabilísima, por su incomparable modestia, por su vasta literatura y por el celo con que trabajó hasta su muerte en servicio de su patria, nació en México a fines del siglo pasado.”Francisco Javier Clavijero, Historia antigua de México, edición y prólogo del P. Mariano Cuevas, 4 vs. 2ª ed. México, Editorial Porrúa, 1958, Ils. mapas. En las Disertaciones p. 261. Citado por Ernesto de la Torre Villar, José de Eguiara y Eguren, teólogo novohispano, p. 337.
[35] Así, por ejemplo, considerando él como autores mexicanos a los que habiendo nacido en España vivieron y escribieron en México, acepta como válida la opiniòn contraria: “el lector no deberá extrañarse de ver calificados de mexicanos en nuestra obra a algunos escritores que otras bibliotecas registran como hispanos. Ambos criterios son igualmente exactos: son españoles, en efecto, si se atiende a su raza y sangre, pues lo fueron sus padres, y mexicanos, por haber nacido en suelo de Mexico o de la América mexicana”. Cfr. Juan José de Eguiara y Eguren, Prologos a la Biblioteca Mexicana, Nota preliminar por Federico Gomez Orozco; Versión española anotada, con un estudio biográfico y la bibliografía del autor, por Agustín Millares Carlo, FCF, México 19844, pp. 209-212.
[36] Eguiara diferencia claramente la sociedad mexicana de la española. Habla con frecuencia de la “nación mexicana”(“!Qué repelente orgullo, qué corazón tán áspero el de un hombre que no tuvo reparo en vilipendiar a toda una nación, de la que ningún daño había recibido”, (cfr. Juan José de Eguiara y Eguren, Prologos a la Biblioteca Méxicana, , p. 107.) y contrapone a los españoles americanos con los españoles europeos, o con los europeos: “Y esto ser así, sábenlo los europeos que nos han tratado”, (cfr. Juan José de Eguiara y Eguren, Prologos a la Biblioteca Méxicana, p. 161) .
[37] Así lo expresa, por ejemplo en el prólogo XX a su Biblioteca Mexicana cuando al hablar de los orígenes de México indica: “los españoles engendrados en América, traemos nuestro origen y estirpe de los nacidos en Europa,(…) ¿Quién, sino ellos, consagraron sus esfuerzos a levantar nuestra universidad y nos trajeron las órdenes religiosas, puesta la mira en hacernos partícipes de la fe y la piedad, a la par que de los estudios literarios? Injusto hubiera sido silenciarlo”. Cfr. Juan José de Eguiara y Eguren, Prologos a la Biblioteca Méxicana, p. 210.
[38] Ernesto de la Torre Villar, José de Eguiara y Eguren, teólogo novohispano, p. 342. Esto explica, entre otras cosas, que en su Biblioteca no se hubiera dedicado únicamente a los hombres doctos sino también a los virtuosos, pues, según su concepción, contribuyeron igualmente a construir una sociedad, un pueblo, lleno de excelencias y valores.
[39] BNM, R. 1143 LAF, Sermón del esclarecido y glorioso Patriarcha S. Ignacio de Loyola, Sermón 1723, Dedicatoria, p. 2 p. 15-16.
[40] F. Lopez Alen, Figuras guipuzcoanas. Baltasar de Echave, en “Euskal Erria” XLIV(1901)244-248.; J. Manterola, Baltasar de Echave y sus Discursos de la antigüedad de la lengua Cántabre bascongada, en “Euskal Erria”, VI (1882)46-52.
[41] Baltasar de Echave, Discursos de la antigüedad de la lengua cántabra Bascongada, Cõpuestos por Balthasar de Echaue, natural de la Villa de Çumaya en la Prouincia de Guipuzcoa, y vezino de México. Introducese la misma lengua, en forma una Matrona venerable y anciana, que se quexa, de que siendo ella la primera ~q se habló en España, y general en toda ella la ayan oluidado sus naturales, y admitido otras estranjeras,. Habla con las Prouincias de Guipuzcoa y Vizcaya, que le han sido fieles, y algunas vezes con la misma España, En México, en el Emprenta de Herrico Martinez. Año de 1607. Eiste otra edición realizada en Bilbao Imprenta Irurac-bat, Victor 1860. Utilizo la edición facsímil de la edición príncipe, edición separada de La Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao 1971.
[42] José Francisco de Irigoyen, Colección Alfabética de Apellidos bascongados con su significación en castellano, México, Valdés 1809. He utilizado la edición de 1881 publicada en San Sebastian en la “Biblioteca Euskal Erria”: Colección Alfabética de Apellidos bascongados con su significación en castellano.Nueva Edición dada a luz por la dirección de la Revista Euskalerria, aumentada con varios interesantes apéndices de Astarloa, Hervás y otros escritores, San Sebastian 1881.
[43] BNM, R. 1143 LAF, Sermón del esclarecido y glorioso Patriarcha S. Ignacio de Loyola, Sermón 1723, pp.2-3.
[44] La unión entre la cultura, la religión y la nacionalidad viene también expresada en el título de la obra: “Biblioteca mexicana o sea historia de los varones eruditos que habiendo nacido en la América septentrional o visto la luz en otros lugares, pertenecen a ella por su residencia o estudios y escribieron alguna cosa no importa en qué idioma; y en especial de aquellos que se han destacado por sus hechos insignes o por cualquier clase de obras, impresas o inéditas, encaminadas al progreso y fomento de la fe y piedad católicas” Cfr. Juan José de Eguiara y Eguren, Prologos a la Biblioteca Méxicana, p. 206.
[45] Olaechea Labayen, Juan B., Aportación científica y literaria de los socios mexicanos de la Bascongada, en IV Seminario de Historia de la RSBAP en México, Real Sociedad de los Amigos del País, Donostia-San Sebastián 1994, tomo II, pp 699-727, p. 704.

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