Cofradía de Nuestra
Señora de ARÁNZAZU
Prosopografía de la emigración vasca. Los vascos residentes
en Nueva España (México) mostraron desde tiempos tempranos la necesidad de
reunirse y de diferenciarse del resto de peninsulares que habitaban la colonia,
protegiendo sus propias peculiaridades. Así el 4-04-1681 los vascos residentes
en la capital mexicana se dieron cita en una pequeña capilla cedida por los
franciscanos con la intención de formar una Hermandad. Estos religiosos les
donaron el terreno que se hallaba en la parte posterior del convento de San
Francisco para colocar una capilla dedicada a la Virgen de Aránzazu y que desde
1688 quedó definitivamente inaugurada. A esta capilla podía asistir y ser
enterrado cualquier vasco, sus esposas, hijos y descendientes.
En el año de 1689 los asociados vascos, cansados de reunirse
sin permiso de las autoridades eclesiásticas en la sacristía, decidieron lograr
el reconocimiento oficial de la asociación para convertirse en cofradía. Para
tal fin necesitaban la aprobación del arzobispo de México, que no sólo se lo
denegó sino que fueron acusados de exclusivismo, independencia y desacato a la
Iglesia, por lo que éste solicitó que se incoara proceso de excomunión a todos
los miembros de la Hermandad vasca. La temida excomunión les fue anulada cinco
meses después y el arzobispo no tuvo más remedio que aprobar la solicitud de
los vascos, nombrando a José Muñoz de Castro, primer notario eclesiástico de la
Junta de la cofradía. Ante las enormes dificultades que la cofradía encontraba
en su quehacer diario, la Junta decidió buscar la protección del monarca
español Felipe V, que atendió a sus suplicas aceptando dicha invitación por
Real Célula dada en Sevilla el 6-11-1729. Como paso siguiente la Cofradía
solicitó al Papa con éxito que tan solo los miembros de ésta pudieran acceder a
su capilla.
Reunidos todos los cofrades el 10-11-1732, su rector Juan
José Eguiara Eguren planteó por vez primera la creación de un asilo en donde
dar protección a las mujeres de origen vasco necesitadas y para las jóvenes, un
lugar en donde pudieran recibir una educación adecuada a su condición étnica.
Aprobada por absoluta mayoría, a esta institución se le llamó Colegio de San
Ignacio de Loyola aunque ha pasado a la historia mexicana con el sobrenombre del
Colegio de las Vizcaínas.
Organización
La organización de esta cofradía, según se muestra en su
constitución, estaba compuesta por un rector, un secretario, un tesorero, y los
diputados de la Mesa que representaban cada uno a los cuatro territorios históricos
peninsulares y un quinto a los hijos de vascos nacidos en tierras mexicanas.
La financiación de esta institución se satisfacía
exclusivamente con la cuota de 50 pesos que entregaba el rector y los 25 pesos
que cada uno de los diputados otorgaba anualmente, así como la participación de
todos los asociados en los gastos que conllevase la cofradía. Con el dinero
depositado los cofrades hacían préstamos a sus miembros y amigos a un interés
más bajo que el resto de negociantes, convirtiéndose con el paso de los años en
una auténtica entidad de crédito, pero siempre sin olvidarse de su carácter
religioso benéfico.
Los continuos acontecimientos ocurridos durante el tumultuoso
siglo XIX fueron debilitando su autonomía hasta que las leyes de Reforma
impulsadas por el presidente Benito Juárez dieron por finalizado, una de las
asociaciones más interesantes de toda América.
Bibliografía
Emigración y redes sociales de los vascos en América,
Vitoria-Gasteiz, Servicio editorial Universidad del País Vasco, 1996, pp.
455-466.
Martínez Salazar, Ángel, San Sebastián, Koldo, Los Vascos en
México, Estella, Gobierno Vasco, 1992, 434 pp.
Muriel, Josefina (coordinadora), Los vascos en México y su
Colegio de las Vizcaínas, México, Instituto de Investigaciones Históricas-Instituto
de investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de
México-Cigarros Tabacalera Mexicana, 1987.
Zaballa Beascoechea, Ana: "Los vascos en México y los
sermones de la Cofradía de Aránzazu, siglos XVII y XVIII", en Escobedo
Mansilla, Ronald, Zaballa Beascoechea, Ana y Álvarez Gila, Óscar, Emigración y
redes sociales de los vascos en América, Vitoria-Gasteiz, Servicio editorial
Universidad del País Vasco, 1996, pp. 467-478.
Jesús RUIZ DE
GORDEJUELA URKIJO
Investigador,
Universidad del País Vasco-E.H.U.
No hay comentarios:
Publicar un comentario